OPINIÓN.
En mis tiempos de estudiante de bachillerato celebrábamos,
con diversas actividades culturales, la festividad de Santo Tomás de Aquino,
patrón de los centros educativos católicos. En aquellos felices años de adolescencia
y de sueños sin fin, colaboraba en la emisora de radio de mi villa natal (Xinzo
de Limia) y, un 28 de enero de 1958, un grupo de alumnos de la Academia ‘Santa
Mariña’ nos atrevimos a adentrarnos en el siglo XVII para escenificar en el
‘Cine Antelano’ el cuadro de ‘Las Meninas’ de Velázquez. Entre los figurantes, no
faltaba Nicolasito Pertusato, un personaje que fue representado por el más
menudo de la clase, porque en la vida real éste fue un enano que estuvo al
servicio de la corte de Felipe IV.
En aquellos años de la España imperial, todavía no se habían
inventado las cámaras digitales, ni demás artilugios que en la actualidad permiten
que cualquiera pueda fotografiarse al lado del famoso de turno; tal como ha
venido haciendo últimamente un curioso jovenzuelo de nuestros días, el llamado
‘Pequeño Nicolás’, que no es liliputiense, pero que ha montado un gigantesco
guirigay. Al parecer, su lema ha sido ‘ganar influencias, para ganar dinero’. Pero,
si bien el Nicolasito velazqueño salía ‘fotografiado’ en el famoso cuadro por
su condición de bufón real, el otro Nicolás se ha revelado como un auténtico oportunista,
que ha dejado materialmente retratadas a las más altas personalidades e instituciones
patrias. (1)
‘Y si Velázquez levantara la cabeza, ¿cuál sería el cuadro
que pintaría de la villa y corte?”, ha vuelto a terciar mi amigo (“El Cínico”).
Sin tiempo para que yo metiera baza, él mismo respondía: “Seguramente plasmaría
en el lienzo la imagen de una España convulsa y corrupta, con el ‘Pequeño
Nicolás’ asomando la cabeza”. Realmente, el pollo que ha montado este individuo
es de tal envergadura que, al margen de sus presuntas verdades, todavía no se
han podido calibrar las consecuencias de su trastorno delirante-megalomaníaco.
El enigmático Francisco Nicolás Gómez-Iglesias, ‘Franc’ para los amigos, “ya
casi se ha retratado con todo el mundo y solo le resta hacerlo con Dios”, me
largaba mi amigo antes de coger las de Villadiego.
(1)Conforme van pasando los días, trascienden nuevos rumores del
‘Pequeño Nicolás’, del que se insinúa que mantenía algo más que una estrecha
amistad con el alto cargo, Jaime García-Legaz, secretario de Estado de Comercio;
es decir, que la ‘Escopeta Nacional’ del genial Berlanga, todavía permanece vigente. Manuel Dobaño (Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.
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