Opinión.
Cuando vi la película de ‘El
Padrino’, memoricé la frase “il capo de tutti capo”, referida a Vito Corleone,
personaje magistralmente interpretado por Marlon Brando. Desde entonces,
siempre había vinculado esta frase a aquel mafioso siciliano que el genial
Francis Ford Coppola supo plasmar en su exitosa trilogía cinematográfica inspirada
en la novela de Mario Puzo. Pero resulta que, al cabo de unos cuantos decenios
del estreno de este célebre film, irrumpía en la vida real otro Mario, que
subía corriendo las escaleras del Palacio de Justicia de Barcelona luciendo
unos voluminosos cascos en las orejas. Se llama Mario Maza, abogado del Estado,
quien días pasados equiparaba a Leo Messi con un ‘capo criminal’.
Ignoro si el referido
letrado ha leído la novela de su tocayo, Mario Puzo, pero, de entrada, pienso
que es injusta su calificación. En todo este embrollo fiscal, en el que están
metidos casi todos los que tienen pasta, no deja de ser curioso observar que solo
se intente crucificar al crack argentino. ¿Es qué las demás superestrellas del
fútbol español están libres de pecado? Y si Messi es considerado un ‘capo
criminal’, ¿cómo se tendría que calificar a los otros capos que andan sueltos? No
deja de ser curioso que la única parte que acusa a Messi sea la abogacía del
Estado, una institución que comanda Marta Silva, ex directiva del Real Madrid. Según
mi ínclito amigo (“El Cínico”), “en el ‘monclovita’ palco del Bernabéu, es donde
se pergeña casi todo”.
A propósito de mafias y
demás derivados de la delincuencia organizada y criminal, creo sinceramente que
los verdaderos capos son algunos de los gerifaltes de los principales organismos
deportivos nacionales e internacionales (COI, FIFA, EUFA, LFP, FEF, etc., etc.),
que se han perpetuado en el poder chupando del bote y que, finalmente, han
acabado, o acabarán, pringados hasta las cejas. No hace falta extenderme demasiado
en dar nombres, desde Blatter a Platini, son de sobras conocidos; casi todos
han acabado acusados de ser los auténticos capos del deporte. Y de los capos de
la política y de las finanzas, ¿qué piensa de ellos mi particular amigo? Al
oído me sopla que “si volaran, nublarían el sol y hasta la luna”. Manuel Dobaño
(Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.
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