lunes, 4 de abril de 2016

Todo va tan deprisa…

 Opinión.
Estaba yo el otro día esperando en la ciudad en la que vivo el paso de los corredores de la Volta Ciclista a Catalunya, cuando observé a mi señora esposa que entablaba animada charla con un mozalbete, cuya cara me resultaba familiar, pero que no recordaba de qué. Como quiera que los colegas de Contador y Quintana se hacían esperar más de la cuenta, empezamos a recordar viejas historias vecinales y a especular sobre las causas de la tez morena de nuestro interlocutor y a mí se me ocurrió soltar que si se había ido a la nieve a esquiar. “¡Qué va, en mi vida he esquiado!, me respondió, dejándome planchado, para acto seguido aclararme que su saludable aspecto le venía de tirar de tractor, o sea, de hacer de payés. 

El fugaz paso de la caravana ciclista catalana me hizo reflexionar sobre lo deprisa que van las cosas en esta cambiante sociedad que nos ha tocado en suerte y, una vez más, volví a recordar los inmortales versos de Jorge Manrique: “Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida…”. Coincidió que ese mismo día, a hora bien temprana, me despertaba una llamada telefónica de mi pariente Enrique Cid, residente en Venezuela, para ‘lembrar’ (recordar) un montón de historias acontecidas en nuestra villa natal (Xinzo de Limia) de cuando éramos rapaces. En nuestro virtual viaje, nos adentramos en el túnel del tiempo y ambos llegamos a la conclusión de que, efectivamente, todo va demasiado deprisa…       

El inexorable paso del tiempo se hace aún más evidente cuando redescubres historias del pasado ya medio olvidadas, como es el caso de un artículo mío, titulado ‘La leyenda del falso conde’, que hace unos años publicó La Región, en el que relataba la picaresca vida del ourensano José Leyenda Limia, un Lazarillo de Tormes del siglo XX. Hace poco, me enteraba de que esta historia la había hecho suya, sin mi consentimiento, la desaparecida revista ‘El Caso’, de la que ahora se nutre TVE en su nueva serie. Otro ejemplo de lo rápidas que van las cosas, es lo que leía mi amigo (“El Cínico”) en la prensa: “Se especula que tres millones de puestos de trabajo desaparecerán en España hasta el 2025 para dar paso a nuevos perfiles laborales”. Manuel Dobaño (Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.    

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