lunes, 16 de marzo de 2015

Viernes, 13

 OPINIÓN.
El pasado viernes, 13, fecha temida por los anglosajones, me volvía a pasar por la emisora de radio de la ciudad en la que vivo para debatir asuntos de actualidad. Fuera del orden del día preestablecido, la primera cuestión que abordamos los tertulianos invitados fue la reprobable aparición de pintadas contra el candidato a la alcaldía de El Prat de Llobregat y portavoz adjunto del Grupo Popular en el Congreso de los Diputados, Antonio Gallego. Después de dejar patente nuestra repulsa por este tipo de acciones intimidatorias, un servidor aprovechaba la ocasión para recordar las cartas anónimas que no hace mucho alguien depositó en el buzón de correos de mi domicilio, con el torticero propósito de coartar mi libertad de expresión.
El viernes, 13, asimismo, leía en el diario La Región de Ourense una de esas historias que de chaval solía escuchar en las ‘feiras’ de mi villa natal (Xinzo de Limia). Eran los famosos cantares de ciego, en los que se recitaban los sucesos más escabrosos de la época, como el acontecido recientemente en Vilanova dos Infantes. En este pueblo ourensano, están de luto por la misteriosa muerte violenta de su párroco, don Adolfo Enríquez, y por la desaparición de su venerada Virxe do Cristal, considerada la imagen mariana más pequeña del mundo. Como una reminiscencia de la iletrada España, en la que pululaban pícaros y truhanes, suceden las mismas historias de siempre, como las que cantaban aquellos ciegos (o a los que fingían serlo).      
También el viernes, 13, volvía a decir la suya mi amigo (“El Cínico”), que me informaba que acababa de enterarse por la radio de que el juez Pablo Ruz “le está apretando las tuercas más de la cuenta al Barça”, mientras que “otros”, sin querer dar nombres, “campan a sus anchas por las verdes praderas mesetarias, sin que nadie les meta mano”. Y para redondear su más que evidente malestar de barcelonista cabreado, me dejaba caer que no le extrañaría nada que, al final, también sienten en el banquillo a los más de 140.000 socios del club azulgrana, en calidad de “investigados necesarios”, tal como recientemente ha dictaminado el Gobierno que se diga para sustituir el término “imputado”, que suena fatal y, además, es poco fino. Manuel Dobaño (Periodista). Puede leer también este artículo en El Prat al Día

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