lunes, 13 de marzo de 2017

WikiLeaks embiste de nuevo

 Opinión
WikiLeaks  ha vuelto a embestir con furia, cual embravecido toro de Miura, para dejar medio
Manuel Dobaño (Periodista)
con el culo al aire a la Agencia Central de Inteligencia yanqui, la poderosa y temida CIA, una especie de GH de ámbito cósmico que nos espía hasta los pensamientos.“Y luego resulta que los americanitos van presumiendo por ahí de democracia y no sé de cuántas monsergas más”, me comentaba indignadísimo mi amigo (“El Cínico”). Y tiene toda la razón mi amigo, porque se trata de la mayor filtración de datos de inteligencia de la historia, recogida en 8.700 documentos, que demuestra quela agencia USA espía y piratea a los ciudadanos a través de los móviles y televisores inteligentes. O sea, una manera muy bestia de hurtarnos la intimidad. 

Cuando a finales del siglo pasado visité Washington DC para visitar a mi hija, en tiempos en los que hacía un post-doctorado en EE.UU., en más de una ocasión nos habíamos desplazado en coche desde Rockville (Maryland), donde residía mi primogénita, hasta el National Mall, lugar en el que se concentra todo lo interesante que se tiene que ver de la capital norteamericana. Para llegar más rápido, acostumbrábamos a hacer el pequeño viaje a través de una bucólica carretera boscosa, cruzando el barrio de Bethesda (Virginia). Recuerdo que la primera vez que pasé por allí, sentí una cierta inquietud cuando pasé por delante del desvío que conducía a las dependencias de la CIA, circunstancia que relato en mi próximo libro “El Opinador”.

Y para restar trascendencia al espinoso asunto ese de la nueva cornada que le ha propinado a la CIA el ‘matador’ Julian Assange, director de WikiLeaks, no se me ocurría otra cosa que cambiar radicalmente de tercio y referirme a otra temática más lúdica. Por ejemplo, las crónicas anunciaban que, en el memorable partido de fútbol que disputaron el 8 de marzo en el Camp Nou el Barça y el PSG, podrían asistir el ex-primer ministro francés, Manuel Valls y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo. El primero es barcelonés de nacimiento y reconocido seguidor blaugrana, mientras que la segunda nació en la población gaditana de San Fernando. A ambos me los he imaginado con el corazón ‘partío’ y, no descarto, vigilados por la CIA. También puede leer este artículo en El Prat al Día. 

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