OPINIÓN.
Circular
por las calles de la ciudad en la que vivo se ha convertido en un
auténtico calvario Manuel Dobaño. Periodista. |
Los
que también están teniendo problemas, son los ciclistas que en zonas
boscosas se tropiezan con criminales trampas, presumiblemente colocadas
por los dueños de los terrenos en un inútil intento de pretender
poner puertas al campo. Pero los que se llevaban recientemente la peor
parte eran los corredores en bici de montaña de un equipo de Motril, que
se veían obligados a huir despavoridos ante el ataque de un enjambre de
abejas que se encontraron por el camino.
En el video grabado desde una de las bicis, se ha podido escuchar los
gritos de dolor de los ciclistas, que trataban a toda prisa soltar
lastre y poner piernas en Polvorosa. Cuentan que fueron 80 las
enfurecidas abejas que aguijonearon a uno de los ciclistas,
que vio la muerte a sus espaldas…
Otra historia que despertaba mi curiosidad, era el asunto ese del
meublé regentado por
familiares directos de aquel gallego bajito que mandaba tanto,
que precintaba la Guardia Urbana de Barcelona. Al parecer, tan ilustres
propietarios tenían un piso en el nº 81 de las Ramblas barcelonesas,
donde se ejercía la “actividad de alquiler de
habitaciones a tiempo parcial para la prestación de servicios
sexuales”. Era mi amigo (“El Cínico”) quien me alertaba de tan promiscua
noticia, en la que se destacaba que la familia del ‘calavera’ Pocholo
se había quedado sin su lucrativo negocio. Hay quien
piensa que la fortuna de esta particular saga familiar, sí que es un
laberinto y no el de Creta. Para ocultar su origen, lo han dejado todo
‘atado y bien atado’.Tanbién puede leer este artículo en El Prat al Día.
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