lunes, 1 de febrero de 2016

Libertad de expresión y objetividad informativa

 Opinión.
Si la libertad de expresión sigue siendo una entelequia, tal como vengo planteando desde que se me tolera la licencia de ejercer de opinador (dentro de un orden), también considero que la objetividad informativa ha estado y seguirá estando bajo sospecha; sencillamente, porque casi todo lo que acontece en este ancho mundo se cuenta según el particular color del cristal con el que cada cual mira la realidad que le rodea. Una realidad casi siempre mediatizada por la puñetera autocensura que se deriva de la tendencia ideológica de la empresa que paga al atribulado periodista o comentarista de turno. Libertad de expresión y objetividad informativa, he aquí las dos grandes cuestiones pendientes de la llamada sociedad de la comunicación. 

Las verdades a medias y la manipulación informativa suelen ir de la mano en el universo periodístico. Al respecto, siempre pongo el mismo ejemplo: En un viaje que tiempo atrás hice a Zimbabue, tuve el placer de tener en mis manos a un león y a un cocodrilo. Juro por Odín que lo que acaban de leer es absolutamente cierto, pero solo estaría explicando una parte de la verdad de mi inolvidable aventura africana, si no aclarase que ambas bestias eran tan solo unas inofensivas crías. Y la manipulación informativa pronto la descubrí cuando ejercía de corresponsal de la desaparecida ‘Hoja del Lunes’ de Barcelona y de la ‘Agencia Efe’, época en la que solía sorprenderme de las versiones interesadas de noticias que yo me había currado. 
 
Un ejemplo reciente de la falta de rigor informativo es el siguiente: En TV3 se emitió el pasado domingo, día 24, un amplio reportaje sobre la historia de la marcha atlética, centrado exclusivamente en la población de Viladecans; obviando que fue en El Prat de Llobregat donde antes eclosionó esta dura disciplina deportiva. Nombres, tan emblemáticos como Jordi Llopart, Josep Marín y Dani Plaza, entre otros, fueron los que dieron brillo a la marcha atlética en España. Mi amigo (“El Cínico”) aprovechaba la ocasión para recordarme que, además de los pollos de la ‘Raça Prat’, los marchadores pratenses son los otros ‘potes blaves’, tal como tuve la ocasión de contar en el reportaje ‘La escuela de marcha atlética del Prat’ (‘Catalonia’-1995).  Manuel Dobaño (Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.

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