Opinión.
Si la libertad de
expresión sigue siendo una entelequia, tal como vengo planteando desde que se
me tolera la licencia de ejercer de opinador (dentro de un orden), también
considero que la objetividad informativa ha estado y seguirá estando bajo
sospecha; sencillamente, porque casi todo lo que acontece en este ancho mundo
se cuenta según el particular color del cristal con el que cada cual mira la
realidad que le rodea. Una realidad casi siempre mediatizada por la puñetera autocensura
que se deriva de la tendencia ideológica de la empresa que paga al atribulado periodista
o comentarista de turno. Libertad de expresión y objetividad informativa, he
aquí las dos grandes cuestiones pendientes de la llamada sociedad de la
comunicación.
Las verdades a medias y
la manipulación informativa suelen ir de la mano en el universo periodístico. Al
respecto, siempre pongo el mismo ejemplo: En un viaje que tiempo atrás hice a Zimbabue,
tuve el placer de tener en mis manos a un león y a un cocodrilo. Juro por Odín
que lo que acaban de leer es absolutamente cierto, pero solo estaría explicando
una parte de la verdad de mi inolvidable aventura africana, si no aclarase que
ambas bestias eran tan solo unas inofensivas crías. Y la manipulación informativa
pronto la descubrí cuando ejercía de corresponsal de la desaparecida ‘Hoja del
Lunes’ de Barcelona y de la ‘Agencia Efe’, época en la que solía sorprenderme de
las versiones interesadas de noticias que yo me había currado.
Un ejemplo reciente de la falta de rigor informativo
es el siguiente: En TV3 se emitió el pasado domingo, día 24, un amplio reportaje
sobre la historia de la marcha atlética, centrado exclusivamente en la población
de Viladecans; obviando que fue en El Prat de Llobregat donde antes eclosionó
esta dura disciplina deportiva. Nombres, tan emblemáticos como Jordi Llopart,
Josep Marín y Dani Plaza, entre otros, fueron los que dieron brillo a la marcha
atlética en España. Mi amigo (“El Cínico”) aprovechaba la ocasión para
recordarme que, además de los pollos de la ‘Raça Prat’, los marchadores
pratenses son los otros ‘potes blaves’, tal como tuve la ocasión de contar en
el reportaje ‘La escuela de marcha atlética del Prat’ (‘Catalonia’-1995). Manuel Dobaño
(Periodista). También puede leer este artículo en El Prat al Día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario